El arte milenario de la caligrafía japonesa es el Shodo, que en japonés significa "el camino de la escritura". Desde la temprana adopción de la escritura china (kanji) alrededor del siglo IV y V, el Shodo, ha sido considerado como una habilidad esencial de toda persona instruida en Japón.
Hacia el siglo IX, cortesanos y sacerdotes japoneses desarrollaron dos escrituras fonéticas, el Katakana y luego el hiragana conocido como Kana. En la caligrafía se emplean estos tres "alfabetos".
Desde la antigüedad se dice que la práctica del Shodo no está en la mera persecución estética, sino en la expresión de nuestras emociones más íntimas y las que resultan de
la interacción con nuestro entorno.
El shodo está relacionado íntimamente con la pintura, la poesía,
el arreglo floral o ikebana, la ceremonia del té y otras tantas manifestaciones culturales que aún hoy siguen vigentes en Japón. Hoy forma parte de la vida cotidiana japonesa, y es tal su importancia, que todos los años se celebran multitud de exposiciones y concursos.