IZANAGI E IZANAMI, INVITADOR E INVITADORA
Izanagi e Izanami descendieron un día a la superficie de la tierra, construyendo primero una columna celestial y, a su alrededor un palacio. Después comenzaron a girar en sentido opuesto en torno a esa co lumna hasta encontrarse, pero Izanami dijo palabras de amor a su hermano en primer lugar, mientras giraban a su alrededor. Después, unidos ya los hermanos, engendraron un hijo, HiruKo, débil en demasía, que fue abandonado a las aguas en una balsa; después tuvieron una hija que tampoco les satisfizo, y que convirtieron en la isla Awa que está en la costa de Osaka. Poco contentos con aquellos dos primeros hijos, fueron al Cielo a consultar con las divinidades, quienes concluyeron que aquellos nacimientos habían sido nefastos porque Izanami había hablado antes que el varón. De nuevo en la tierra, repitiendo la ceremonia correctamente, ya que Izanagi fue ahora el primero en decir las palabras de amor, tuvieron los catorce hijos que formaron las ocho grandes islas y las seis menores de Japón. Tras haber parido a las catorce islas, dieron vida a las diez divinidades: O-wata-tsumi , dios del mar; al matrimonio Hayaaki-tsu-iko y Hayaaki-Tsu-hime, dioses de los ríos padres de los ocho dioses del agua; Shima-tsu-hiko, dios del viento; Kukuno-chi, dios de los árboles; O-yama-tsumi, dios de las montañas, y Kayanu-hime, diosa de los llanos, padres de otros ocho dioses de la tierra; al dios Ameno-tori-bune; O-getsu-hime, diosa de los alimentos; Kagu-tsuchi, dios del fuego, el último de los diez hijos divinos. Pero el parto de Kagu-tsuchi fue horrible para Izanami, quien, devorada por el fuego cayó postrada en terrible dolor, retorciéndose entre vómitos, excremento y orina, de los que nacieron el dios y la diosa monte-metálico, el dios y la diosa del barro, el dios de la cosecha y la diosa serpiente de agua.